¿Y por qué no colgamos el telescopio de un globo para situarlo muchísimo más alto que las montañas y donde no alcanzan los aviones? Dicho y hecho, un equipo de entusiastas ingenieros astrofísicos de las universidades de Princeton, Toronto y Durham, junto con el Instituto de Tecnología de California, se pusieron manos a la obra hace seis años.
El resultado de sus trabajos verá la luz la próxima primavera en forma de un telescopio suspendido de un gran globo de helio del tamaño de un campo de fútbol, situado a 40.000 metros de altitud. La gran ventaja del proyecto SuperBIT (telescopio de imágenes a bordo de globos de superpresión) consiste en situar las ópticas lejos del ruido luminoso que genera la atmósfera. Además, el coste de la ocurrencia apenas alcanza cinco millones de dólares, frente a las inversiones de 10.000 millones de dólares necesarias para los grandes telescopios espaciales entre montaje, lanzamiento y mantenimiento. Para hacerse una idea, el gran telescopio Canarias (Grantecan) está situado a 2.267 metros de altitud y el telescopio espacial Hubble orbita a 593.000 metros sobre el nivel del mar.
El término medio entre ambos pertenece a este prodigio que permitirá a la astronomía estudiar el universo sin las distorsiones propias de la atmósfera y con resoluciones que podrían rivalizar con las del Hubble, al ser capaces de "cartografiar la distribución de la materia oscura que rodea a cientos de cúmulos de galaxias", según explican sus promotores. Los mismos científicos apuestan que el sistema también permitirá realizar experimentos relacionados con la espectroscopia de planetas solares y el estudio de exoplanetas".
Como su propio nombre indica, la materia oscura es invisible, pero los astrónomos utilizan la lente gravitacional -la forma de la curva de los rayos de luz al cruzarse con esos elementos- para percibir su existencia. En ese caso, el telescopio SuperBit puede ser un excelente sucedáneo de los telescopios espaciales, a pesar de su espejo de medio metro de diámetro.
Entre otros detalles, la estabilidad del apuntamiento a través del telescopio suspendido del globo no es problema, ya que sus responsables han demostrado hace dos años que sería posible "enhebrar una aguja a un kilómetro de distancia y mantenerla así durante una hora", lo que permite obtener imágenes tan firmes como las del Hubble.
Un informe de SPIE destaca las virtudes del SuperBIT para realizar observaciones ópticas desde globos, en un entorno de "transmisión atmosférica prístina a altitudes estratosféricas y con un coste casi insignificante en comparación con los instrumentos espaciales de una clase similar". Mientras que el Hubble puede obtener imágenes del espacio con una resolución óptica mayor de 0,04 segundos de arco, el SuperBit se conforma con 0,25 segundos de arco.
La alta ingeniería del SuperBIT también se pone de relieve para descifrar el misterio de la materia oscura sin incurrir en los astronómicos costes por minuto de uso de los grandes telescopios tradicionales.
La historia del uso de telescopios anclados en globos arrancó en septiembre de 2015, con un vuelo inaugural realizado desde la Base de Globos Estratosféricos de Timmins con la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES). En 2016, hubo un segundo vuelo de ingeniería desde la Instalación de Globos Científicos Columbia de la NASA en Palestine, Texas. En esa ocasión se "tomaron varias imágenes de la nebulosa del Águila durante exposiciones de 1 a 5 minutos en las bandas del infrarrojo cercano, el rojo, el verde, el azul y el ultravioleta, así como en banda ancha, que posteriormente se combinaron en una única imagen compuesta en color", según explican los científicos de SuperBit.
Desde el mismo enclave de Palestine se realizó un tercer vuelo globo de duración ultra larga (ULDB) de tres meses en 2020 desde Nueva Zelanda, que confirmó las capacidades de SuperBIT como instrumento de clase de instalación.
Los avances realizados en el telescopio alojado en la estratosfera invitan al optimismo a sus promotores. "La nueva tecnología de globos hace que visitar el espacio sea barato, fácil y respetuoso con el medio ambiente", explica Mohamed Shaaban, estudiante de doctorado de la Universidad de Toronto y uno de los investigadores del proyecto, según informó ayer el diario The Guardian.
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