La educación se ha transformado por completo. Los cambios legislativos, las nuevas necesidades del entorno laboral y, sobre todo, la transformación digital, hacen que los centros educativos tengan que impartir nuevas materias y formar a los alumnos desde una perspectiva que les permita desarrollar y adquirir distintas habilidades. Es el caso, por ejemplo, del Bachillerato Internacional, que apuesta por una educación muy novedosa y competitiva. Y es que, las próximas generaciones tendrán que hacer frente a un mundo profesional mucho más tecnológico, ambicioso y exigente, y solo aquellos que cuenten con la mejor educación podrán enfrentarse al reto de la incorporación laboral.
Sin embargo, la pandemia causada por la Covid-19 y el cierre de colegios y centros educativos han generado todavía una mayor desigualdad de oportunidades y, precisamente, es ahí donde la tecnología y la innovación digital entran en juego en el sector de la enseñanza. Según el informe elaborado por la OCDE y HundrED -una institución finlandesa sin ánimo de lucro- en el que se muestran las opiniones de expertos y empresas del mundo de la educación, tan solo el 6% afirma que su sistema educativo está preparado para la transformación digital y el cambio radical que supone.
¿Pero cómo se implementa la innovación en el mundo de la enseñanza? En primer lugar, una de las principales tendencias en estos momentos, más si cabe como consecuencia de la Covid-19, es la educación online. Las clases a distancia han supuesto una revolución en el campo de la educación, fomentando la participación de los alumnos, la comunicación bidireccional, la autonomía y la implicación personal, entre otros.
Además, existen otros avances tecnológicos que han cambiado por completo los métodos de enseñanza, como, por ejemplo, la incorporación de la realidad virtual en las aulas, haciendo del aprendizaje una experiencia mucho más inmersiva, interactiva y atractiva para los estudiantes; el uso de los videojuegos con fines educativos, ligados a la mejora de las capacidades de coordinación, de memoria y de lógica, entre otras, o la educación a través del smartphone, regulando su uso con fines pedagógicos y mejorando la relación que los jóvenes tienen con su teléfono móvil, puesto que este tipo de dispositivos son, innegablemente, parte del día a día de nuestra sociedad.
La innovación en la enseñanza va más allá de la tecnología
Pero, además de la implementación de nuevas herramientas y recursos tecnológicos en las aulas y en el sistema educativo, el profesorado y sus relaciones con los alumnos también deben adaptarse al nuevo modelo de enseñanza y a un mundo cambiante. Incorporar nuevos procesos de aprendizaje y técnicas pedagógicas que fomenten el desarrollo de otro tipo de habilidades, como la creatividad, la comunicación, la autonomía, la responsabilidad, el trabajo en equipo o el pensamiento crítico, será indispensable para la educación del siglo XXI.
Es evidente que la educación debe adaptarse tanto a la transformación digital como a los nuevos métodos que permitan al alumnado adquirir las competencias necesarias para garantizar el éxito de su futuro profesional. Y es que, una buena enseñanza será la base de un mañana de lo más prometedor
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Abordar un proceso de innovación global es especialmente ventajoso para colegios que se encuentran en proceso de cambio para adaptarse a los retos que enfrentarán sus alumnos. Así lo hemos vivido con centros educativos que habían ido acumulando herramientas digitales sin que estuvieran alineadas entre sí y con sus procesos de trabajo.
El cambio económico y social de la sociedad actual está marcado por la incursión de la tecnología en todos los ámbitos. En esa transformación digital se está poniendo especial hincapié en el esfuerzo que han de hacer empresas, ciudadanos y Administraciones para afrontar esta revolución, y la educación también está en el punto de mira.
El sistema educativo: pilar de la sociedad digital
En el Plan Digital 2025, elaborado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), se señalan tres pilares sobre los que ha de sustentarse esta evolución. Uno de ellos es la educación en la transformación digital, junto a la innovación y el emprendimiento.
En el propio informe se recoge la necesidad de “priorizar la transformación del sistema educativo para adecuarlo a la nueva Sociedad Digital, poniendo el foco en el aprendizaje, en el uso de las oportunidades que abren las nuevas tecnologías y en el impulso de vocaciones STEM, con el fin de evitar la divergencia entre la oferta y la demanda en el mercado laboral”.
Se estima que un 65% de los estudiantes que inician ahora la Educación Primaria trabajarán en profesiones que todavía no existen, pero que estarán directamente relacionadas con el uso de la tecnología. De ahí que desde la CEOE recomienden la adecuación del sistema educativo a los retos del siglo XXI: digitalización y competencias STEM.
Sin embargo, este no es un reto a futuro, sino del presente. Y más teniendo en cuenta que la Comisión Europea estima que para 2020 –el año que viene– habrá que cubrir 500.000 puestos de trabajo que requerirán perfiles digitales. De aquí la urgencia de empezar a formar al alumnado para un mundo que ya ha cambiado y adecuarse a dicha realidad.
Innovación en las aulas y el profesorado
Este cambio, sostienen desde la CEOE, debería liderarse desde la educación en la transformación digital superior, ya que es en esta etapa donde se adquieren los conocimientos que, una vez finalizada, tendrán su aplicación en el mundo laboral. Y esto incluye tanto a la enseñanza universitaria como a la formación profesional (FP), “de modo que se resuelva la actual brecha entre la demanda de las empresas y la oferta de profesionales procedentes del sistema educativo español”, apunta el informe.
Entre las medidas a tomar en el ámbito universitario, se propone elaborar un catálogo de titulaciones universitarias más acordes a la Sociedad Digital, así como definir las competencias transversales que atañen a la nueva economía digital. La promoción de los MOOCs (cursos masivos online y en abierto) o fomentar el acceso de las mujeres a carreras científico-técnicas siguen pendientes.
En cuanto a la FP, el estudio afirma que sería conveniente poner en marcha titulaciones relacionadas con áreas emergentes como Big Data, marketing online o seguridad digital, de manera que, una vez identificado el nicho de oportunidad, en dos años habría personas formadas para ocupar esos puestos.
En esta transformación se apunta como imprescindible una evolución de los docentes. Para ello el profesorado, siguiendo las recomendaciones del plan de la CEOE, ha de formarse en tres áreas: el uso de nuevas tecnologías aplicadas al aula para una mejor gestión de los procesos de enseñanza-aprendizaje; conocimiento de las competencias tecnológicas para despertar vocaciones STEM en el alumnado a través del axioma ‘aprender haciendo’; y el aprendizaje de prácticas docentes innovadoras.
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