Más de la mitad del impacto económico del 5G en el mundo -530.000 millones de dólares- se producirá por su aplicación en el sector de salud y de atención sociosanitaria en los próximos diez años. El rápido aumento de la telemedicina durante la pandemia permite vislumbrar lo que será el futuro de la atención médica. La atención remota será una de las áreas sanitarias en las que el 5G puede permitir un mayor ahorro de costes y mejores resultados para la salud.
Asimismo, el incremento de su uso, acompañado de los avances en robótica, IoT e Inteligencia Artificial, pueden dar lugar al surgimiento de una nueva atención médica conectada, basada en línea con el nuevo concepto de ‘medicina 4P’: Predictiva, Preventiva, Personalizada y Participativa.
Además, el 5G puede ayudar a:
El sector de las telecomunicaciones en sus distintos conglomerados como las tecnologías de la información y las comunicaciones, es responsable del 2% al 5% de la huella de carbono como estimación global. En la última década este sector de la economía ha realizado grandes aportes en asumir un compromiso firme para la sostenibilidad de sus negocios, no solo creando una oferta competitiva para un mayor acceso de las personas a la era digital y comunicación, sino también ha valorado el aporte de sus colaboradores creando un ambiente de trabajo propicio para el desarrollo profesional y personal de cada empleado.
Un informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) sobre el estado laboral del sector de telecomunicaciones, indica que los servicios de telecomunicaciones –utilización de teléfonos, comunicaciones por radio y microondas, así como la fibra óptica, los satélites e Internet– desempeñan un papel fundamental en la economía mundial.
En 2010, los ingresos de la industria provenientes de los servicios de telecomunicaciones en todo el mundo se cifraron en US$1,800 billones. La fuerza de trabajo total en los servicios de telecomunicaciones se estima en 6 millones, de los cuales el 20 por ciento son mujeres.
En el caso de República Dominicana, contamos con una industria de la telecomunicación consolidada. El Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), en su resolución No. 141-10 sobre publicación de las estadísticas del sector a marzo 2018, muestra los siguientes datos: El servicio de telefonía de voz exhibe un total de 10,144,708 líneas, mostrando un ligero crecimiento de un 0.01% comparado con el mes anterior, producido por el incremento de telefonía móvil en un 0.14%, adicionando aproximadamente 12,000 líneas netas en comparación con el mes anterior.
La participación de los servicios telefónicos en el mercado de las telecomunicaciones para el período analizado es como sigue: la telefonía fija e IP (Protocolo de Internet) representa un 12.9% (1,310,317) y las líneas móviles un 87.1% (8,834,391) del servicio de voz. El sector de telecomunicaciones representa al cierre del 2017 un 3.8% del producto interno bruto (PIB).
El sector dominicano de las telecomunicaciones es reconocido por sus aportes innovadores en aplicación de tecnología de vanguardia que busca una mayor eficiencia en la comunicación como también una eficacia en el uso de los recursos que se requieren para la operatividad de dichas estructuras.
Creo profundamente que a mediano plazo podremos utilizar estas plataformas de comunicación para hacer nuestras ciudades más sostenibles, aplicando, por ejemplo, sistemas de gestión del transporte interconectados que permitan maximizar el rendimiento del recurso y mejorar la respuesta de dichos servicios. También sería el caso energético y agua potable.
Pudiéramos aspirar a los fenómenos encontrados en el aplicativo de la conectividad de punta como casos de los países nórdicos y otras potencias europeas, en donde la población activa ha adecuado su modo de vida a las telecomunicaciones. Por ejemplo, existen jornadas de trabajo que solo exigen el 50% de presencia en la oficina y se trabaja por gestión de resultados entregables, siendo la mayoría de sus procesos realizados de manera remota. También es el caso de la educación, en donde los estudiantes solo asisten 3 o 4 días a la semana a la escuela, aplicando a su proceso de estudio el uso de plataformas digitales. Estos escenarios disminuyen significativamente la huella de carbono y mejora la calidad de vida de los ciudadanos.
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y FRANCISCO ROSEn este final de siglo y comienzo de milenio las telecomunicaciones, entendidas en su sentido amplio, es decir, incluyendo el manejo y transmisión de información, se han convertido, sin lugar a dudas, en uno de los principales motores de cambio social y de desarrollo industrial. La revolución digital afecta a todos los sectores de la economía. El impacto presente y futuro puede ser equiparable al de la aparición del automóvil.Una sociedad nunca será moderna sin unas telecomunicaciones avanzadas. Por ello, el fomento de éstas es de claro interés general. España, por su posición económica, está por debajo del nivel que le corresponde en la mayoría de los servicios de telecomunicaciones e informática. Incluso en telefonía móvil, y, a pesar de los importantes crecimientos recientes, la penetración del servicio es de sólo un 18%, frente al 24% de media en Europa. Actualmente, el sector se encuentra en un proceso de intensa transformación producido por el avance tecnológico, la liberalización y globalización de los mercados, la privatización de empresas, el aumento de la demanda y la creciente sofisticación de los servicios.
Ejemplos claros de los cambios en el sector se encuentran en el crecimiento espectacular de la telefonía móvil, la explosión de Internet, la aparición de nuevos negocios relacionados con la industria del software y de los equipos y el desarrollo sin precedentes del intercambio de información y de la industria de los contenidos. Una gran parte de la actividad política, empresarial, educacional, científica y de entretenimiento en el mundo se sustenta, cada vez más, en el intercambio masivo de información que la digitalización ha hecho posible. Se estima que la demanda de capacidad en Internet se duplica cada cuatro meses.
A nivel mundial se está conformando un macrosector capaz de mover grandes cantidades de recursos financieros y humanos. Los servicios de telecomunicaciones, por sí solos, representan el 3% del PIB en Europa y un 2,7% de la inversión agregada. En 1998, 10 empresas de servicios de telecomunicaciones se encontraban entre las 50 mayores del mundo por capitalización bursátil. Si añadimos las empresas de software y equipos, la representación alcanza a 16 de las 50, con un volumen total de capitalización bursátil, en 1998, superior a 250 billones de pesetas.
Las fuerzas de cambio que se manifiestan en el sector están también presentes en España. De su orientación, intensidad e influencia dependerá la configuración futura de nuestras telecomunicaciones, que se verán muy condicionadas por el fomento de la concurrencia competitiva y por su capacidad de engarce con el desarrollo del sector en los países más avanzados. Pasemos a revisar los determinantes de esa transformación.
Economía de la red. La revolución digital está creando un nuevo modelo, "la economía de la red", donde priman los servicios frente a los productos y en el que los clientes demandan servicios a medida y de carácter continuado. Una "nueva economía" que nos obliga a modificar nuestra forma de pensar y actuar, así como la manera de hacer negocios. Las medidas y orientaciones que se adopten en esta fase de transición determinarán el futuro de la sociedad de la información que será motor del crecimiento económico, tanto por sí misma como por su influencia en el resto de la actividad global. Fenómenos de esta naturaleza son muy escasos en la historia y cuando aparecen representan un verdadero desafío y una enorme fuente de oportunidades.
Dada, pues, su importancia, cabe preguntarse: ¿qué se está haciendo para promover el desarrollo de la industria de la información? Para contestar, es conveniente reflexionar sobre las bases tecnológicas, infraestructurales y de mercado que condicionan esta industria. Los factores claves son la disponibilidad de capacidad para transmitir información, la estructura de precios y la respuesta a las crecientes exigencias de movilidad de los usuarios. Aspectos relevantes son la evolución de la red de acceso, las normas y precios de interconexión entre redes y la administración y uso del espectro radioeléctrico.
Acceso al usuario. De las infraestructuras de telecomunicaciones, la red de acceso o tramo último de conexión con el usuario es, por su capilaridad y exigencias de inversión, un elemento que, de no diseñarse adecuadamente, puede limitar el desarrollo de los servicios, la configuración de la competencia y generar ineficiencias y duplicidades de red innecesarias y costosas.
La disponibilidad de un adecuado ancho de banda que posibilite la introducción de nuevos servicios (como acceso a Internet, comercio electrónico, videoconferencias o servicios multimedia) con precios de acceso ajustados a la racionalidad económica, es de suma importancia. La existencia de situaciones de monopolio ha hecho que la red de acceso esté en el campo del operador dominante y sea, en su mayor parte, anticuada por su origen, servidumbres y falta de incentivos a la renovación. La eclosión actual del sector justifica la necesidad de una rápida modernización de este tramo. Para ello, hay que establecer las condiciones (de mercado) que incentiven la mejora y renovación de la red existente y que, a la vez, promuevan la generación ordenada de infraestructuras alternativas por los nuevos entrantes. Tecnologías tales como XDSL (digitalización del bucle de abonado), WLL (red de acceso inalámbrico) y fibra óptica permiten alcanzar técnicamente la meta deseada. Los nuevos operadores de televisión por cable y de móviles pueden ser un buen revulsivo para esta modernización.
La experiencia internacional aconseja que, para lograr el objetivo, se establezca, en conjunción con la apertura definitiva de la competencia, un reequilibrio tarifario, precios de interconexión a la red de acceso acordes a los costes y una adecuada política de puntos de interconexión. Se deben establecer procedimientos que obliguen a una ejecución rápida de acuerdos y que penalicen la dilación.
Administración del espectro radioeléctrico. La fuerte implantación y crecimiento de las comunicaciones móviles evidencia el valor e interés general que tiene la gestión y distribución de un recurso escaso como es el espectro radioeléctrico. Los recientes avances tecnológicos están desarrollando servicios más avanzados y potentes, que requieren nuevas asignaciones de frecuencias y licencias de explotación. El cómo, cuándo y a quién se concedan marcará la evolución y disponibilidad de estos nuevos servicios, así como la superposición o sustitubilidad con los existentes.
En España, en telefonía celular, el grupo Telefónica tiene licencias analógica (NMT) y digitales (GSM y PCN), Airtel de GSM y PCN, y Retevisión de PCN. De todas ellas, todavía no están en servicio las de PCN de Telefónica y Airtel. No hay apenas servicios de WLL y se está a la espera de los planes de asignación de licencias de la última generación de la tecnología móvil (UMTS).
En este sentido, promover la competencia, evitar los acuerdos tendentes al reparto concertado del mercado entre operadores ya establecidos, fomentar la transparencia e incentivar la llegada de nuevos operadores, es necesario para el desarrollo del sector. El retraso injustificado en la adjudicación e implantación de bandas de frecuencias superiores, con posibilidad de introducción de servicios más potentes, puede ir en contra del interés general. En estos días estamos asistiendo a la formación de nuevas alianzas encaminadas a la promoción de las tecnologías Internet (IP) y del acceso a la red Internet a través de terminales móviles. A esto responden los acuerdos de Netscape y Nextel, BT y Microsoft, Networks USA y Lycos, Motorola y Cisco, y Symbian (Motorola, Ericsson, Nokia y Psion). Dada la globalización del sector, sería de alto interés para las empresas españolas participar en iniciativas de esta naturaleza.
Internet. Por su singularidad, actualidad e impacto general en la sociedad de la información, el fenómeno Internet merece un comentario adicional. Como se sabe, la red Internet es un desarrollo que engloba elementos de comunicación, información, entretenimiento, educación y nuevas formas de comercializar y hacer negocios. La implantación de Internet en el mundo es muy desigual, destacando por su nivel de penetración EEUU y los países nórdicos. España está relativamente retrasada con un número total de usuarios de 2,5 millones y un número de ordenadores en la red (hosts) de 265.000 frente a medio millón en Francia y casi un millón y medio en Gran Bretaña.
Diferentes factores explican el crecimiento desigual: limitaciones de la red, coste del servicio, promoción de contenidos e idioma de éstos, y factores culturales y educacionales. El éxito de Internet en EEUU se ha basado en hacer de ella un servidor amable, accesible por precios, calidad, facilidad y utilidad, lo que ha permitido alcanzar con rapidez la masa crítica necesaria para su funcionalidad.
En España, tras unos crecimientos iniciales significativos, se está en una situación de relativo estancamiento sin alcanzar la masa crítica. Este hecho se deriva de una política confusa de precios, una escasa penetración de los ordenadores personales (9,4% frente a 15,1% en la UE y 36,4% en EEUU) y una falta de contenidos en español (menos del 2% de los materiales de Internet están disponibles en este idioma). Para el desarrollo de estas tecnologías es urgente apostar por una política agresiva de precios, promover la informática en la educación, impulsar contenidos en español y fomentar programas de investigación y desarrollo de estos productos y servicios.
Desarrollo del negocio. Que las telecomunicaciones son un buen negocio nadie lo duda. Sin embargo, es preciso establecer principios que promuevan la libre concurrencia y eviten distorsiones a la competencia. Y es recomendable clarificar las participaciones accionariales.
La presencia de forma directa o indirecta de grupos industriales y financieros en más de un operador merece una atención especial y, en su caso, la eliminación de conflictos. Considerando positiva para el sector, especialmente en el periodo de lanzamiento, la presencia de entidades financieras, compañías eléctricas y socios tecnológicos, dada su capacidad emprendedora y potencial financiero, se debe evitar que los conflictos participativos en empresas teóricamente en competencia entorpezcan el buen desarrollo de la misma. Este aspecto se hace más relevante cuando las economías están sometidas a procesos de consolidación y diversificación de sus grupos financieros e industriales como es el caso de España.
Más competencia. Asumida la competencia como mecanismo apropiado para el desarrollo del sector, lo verdaderamente relevante es fijar los términos y condiciones para su fomento y efectividad. En general, los intereses entre operadores plantean conflictos que hay que resolver en un marco legislativo y regulador que actúe con prontitud, transparencia y promoviendo los objetivos de rápido desarrollo del sector.
Recordemos que esta sociedad está en formación y para avanzar se precisan reglas claras que permitan que los prestadores de servicios y creadores de productos obtengan las rentabilidades apropiadas a sus inversiones en el marco de la mejora de la satisfacción de los usuarios. España ha demostrado una alta receptividad a la utilización de nuevas tecnologías y servicios siempre que se han dado las condiciones apropiadas (véase el caso del gran desarrollo del medio de pago electrónico en España).
Con los años hemos aprendido a valorar y considerar la opinión de todos: empleados, clientes, accionistas, competidores y, por supuesto, la sociedad en general -todos los cuales son los que proveen la licencia para actuar y realizar negocios-. No se debe permitir patrimonializar el mercado, sino promover que hagan buen negocio aquellos que más valor añadan. El macrosector de la información requiere para su efectiva evolución de una multitud de iniciativas, proyectos y empresas, cuyo desarrollo hay que promover. Sólo abriendo el mercado e impulsando la aparición de empresas ágiles y dinámicas podremos aprovechar las oportunidades. La educación, la competencia, los avances tecnológicos, la articulación con los países avanzados y la regulación ordenada son motores de este crecimiento económico y a ellos se debe prestar la máxima atención.
Iñaki Santillana es doctor en Economía de la Universidad de Indiana (EEUU) y exvicepresidente de GTE, y Francisco Ros es doctor en Telecomunicaciones por el MIT y presidente de Unisource España.
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