Según datos de la consultora Gartner, en 2020 habrá una cifra no menor a 20.400 millones dispositivos conectados.
El IoT aspira, por ejemplo, a que desde un dispositivo móvil pueda conocerse exactamente y regularse la temperatura de la nevera, la luminiscencia de una lámpara o la caducidad de un medicamento en el botiquín. Este panorama dibuja un mundo en el que el control del hogar y sus elementos sería total: el propietario de una vivienda podría decidir qué está encendido y apagado en cada instante, e incluso saber exactamente dónde ha dejado dentro de su casa unas gafas extraviadas que en el mundo actual podría dar por perdidas. La asociación domótica remarca que el IoT tiene un potencial ilimitado: en los próximos años se espera que el número de dispositivos siga aumentando exponencialmente. De hecho, según datos de la consultora Gartner, en 2020 habrá una cifra no menor a 20.400 millones dispositivos conectados.
Los sistemas domóticos más expandidos son los que velan por garantizar una mayor comodidad a los propietarios. También aquellos que refuerzan su seguridad, tanto cuando están en el hogar como cuando se marchan de fin de semana o de vacaciones.
Los productos de domótica más vendidos actualmente son las electroválvulas para cortar el agua y el gas, los simuladores de presencia humana , los motores para toldos y persianas, los reguladores de intensidad luminosa y los dispositivos para la conexión y desconexión de la luz. Por otra parte, destaca la domótica basada en sensores y teclados, concretamente llaves electrónicas, detectores de inundaciones, dispositivos para registrar la presencia de intrusos como cámaras y circuitos cerrados de televisión, detectores de presencia de personas, de gases y de fuego y los sensores de temperatura.
El futuro siempre es imprevisible. No obstante, las previsiones de la industria para los próximos años sitúan en una posición privilegiada a las tecnologías del hogar de baja potencia; es decir, a los dispositivos de IoT de costes bajos. En este panorama, el reto de la industria será ofrecer productos capaces de satisfacer las necesidades, distintas y plurales, de sus clientes, y sobreponerse a la voraz competencia entre las empresas de telecomunicaciones.
El futuro le depara a la domótica la necesidad de desarrollar y mejorar los datos en streaming y nuevas aplicaciones de inteligencia artificial que suplan tareas humanas todavía imprescindibles. Igualmente, será necesario que la industria optimice la seguridad en la privacidad de los datos generados por los dispositivos de IoT y por todo el entorno domótico, donde se albergan contraseñas y datos personales sobre hábitos de consumo que actualmente son hackeables.
Nuevas familias Pese a todo este camino pendiente de recorrer, son apasionantes los escenarios de futuro que dibuja la domótica: mascotas artificiales para los más pequeños de la casa, niñeras robóticas para cuidarlos y asistentes personales que nos hagan la cena son algunas de las fantasías que uno puede llegar a figurarse. Ante las nuevas interacciones humanas que pone sobre la mesa la domótica, algunos estudiosos de las relaciones humanas, como el doctor en Geografía Humana Jeffer Chaparro, de la Universidad de Barcelona, han prefigurado este mundo afirmando que la incorporación de la domótica ya ha contribuido y contribuirá aún más a cambiar las relaciones familiares. En su artículo 'Domótica: la mutación de la vivienda', Chaparro augura que la domótica puede comportar cambios en el papel de la mujer en la familia, históricamente asociado a las tareas del hogar.
La compañía YoSmart ha incorporado en su nueva línea YoLink, enfocada a productos IoT para las viviendas inteligentes, los dispositivos de LoRa de Semtech. Esta fusión de tecnologías permitirá conectar de una manera más rápida las diferentes aplicaciones domésticas para obtener una monitorización en tiempo real, con el fin de crear hogares más seguros y rentables.
La cartera de productos YoLink dispone de un kit de inicio para todo el hogar, que se complementa con diversos sensores basados en la tecnología LoRa y con un concentrador de largo alcance para proporcionar una cobertura de red constante de hasta 300 metros.
Los sensores que integran este kit de inicio son de movimiento, gestión de cerradura inteligente, monitorización de la puerta del garaje y de la salida eléctrica, uso de las válvulas de gas/agua y detección de fugas en las tuberías.
Ventajas de YoLink
Los usuarios se beneficiarán de la obtención de datos en tiempo real relacionadas con el estado actual de la infraestructura de la vivienda, incluyendo el gasto energético y el estado de la energía.
Por otro lado, aportan mayor seguridad al hogar digital, gracias a los sensores de bloqueo de puertas y fugas de tuberías. Si ocurre alguno de estos dos casos, el propietario recibe una alerta instantánea de lo que está ocurriendo para poder tomar medidas rápidamente y evitar daños mayores.
Esta brújula señala cómo la pandemia ha cambiado las actividades digitales que realizamos en nuestra vida diaria, el uso que le damos a Internet y nuestro nivel de confianza.
Acceso y uso de Internet
La penetración de la banda ancha fija y/o móvil es del 96%. Esto potencia la frecuencia de uso de Internet hasta el 92% y también ha impulsado las actividades digitales más avanzadas.
El uso de Internet y del ordenador es prácticamente universal entre los menores en España. Un 98% de los niños, niñas y adolescentes de 10 a 15 años accede a Internet, mientras que un 95% utiliza el ordenador.
El 27% de las personas mayores de 74 años ha utilizado regularmente Internet para comunicarse a través de mensajería instantánea o videollamada.
Competencias digitales
Un 74% de la población total está familiarizada con el manejo de las aplicaciones móviles y los ordenadores y el 65% tiene habilidades digitales básicas.
Confianza en Internet
El 68% de las personas de 16 a 24 años confían bastante o mucho en Internet. Este grupo de edad es el que reconoce tener más confianza. Aquellas personas entre 65 y 74 también se fían de Internet.
El teletrabajo, una opción minoritaria
Algo más de 3,2 millones de españoles, un 18% de la población activa, teletrabajó durante el primer trimestre de 2021. Las personas que más lo hicieron tienen entre 35 y 44 años, y las que menos, el grupo de 16 a 24.
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